El recorrido de Uruguay en el clasificatorio para el Mundial prometía otro contexto, pero, desde que Marcelo Bielsa fundió al equipo en la Copa América, para la celeste el terreno es árido
El recorrido de Uruguay en el clasificatorio para el Mundial prometía otro contexto, pero, desde que Marcelo Bielsa fundió al equipo en la Copa América, para la celeste el terreno es árido